Las empresas no actúan de forma aislada: mantienen una relación constante con distintos agentes del entorno específico. La calidad de estas interacciones influye directamente en su éxito.
1. Clientes
- Son la razón de ser de la empresa: sin clientes no hay negocio.
- La empresa debe conocer sus necesidades y ofrecer productos o servicios adecuados.
- Estrategias habituales: encuestas de satisfacción, programas de fidelización, atención al cliente de calidad.
Ejemplo: un supermercado adapta su surtido de productos en función de las preferencias de los consumidores de su barrio.
2. Proveedores
- Aportan los recursos materiales o servicios necesarios para la producción.
- Una buena relación con proveedores asegura calidad, plazos de entrega y mejores precios.
- La dependencia excesiva de un único proveedor puede ser un riesgo.
Ejemplo: una empresa de hostelería que negocia con varios distribuidores de bebidas para garantizar suministro estable y precios competitivos.
3. Administraciones públicas
- Regulan la actividad empresarial mediante leyes fiscales, laborales, medioambientales o sanitarias.
- También pueden ofrecer subvenciones o ayudas.
- Mantener una relación transparente y legal evita sanciones y mejora la reputación.
Ejemplo: una empresa de energías renovables que colabora con el ayuntamiento para instalar paneles solares y recibe subvenciones por energías limpias.
4. Competencia
- Estimula la mejora continua y la innovación.
- Obliga a diferenciarse mediante calidad, precio, servicio o innovación.
- Analizar a la competencia es clave para diseñar estrategias eficaces.
Ejemplo: una cadena de cafeterías que introduce café ecológico porque su competidor directo lo ha hecho antes y ha tenido buena acogida.