La estructura funcional se organiza a partir de la especialización del trabajo. En lugar de que un único jefe concentre todas las decisiones, cada área de la empresa se divide según funciones específicas (producción, ventas, finanzas, etc.), y cada responsable dirige únicamente su especialidad.
Características principales
- División del trabajo: cada departamento se centra en una función concreta.
- Autoridad especializada: los mandos son expertos en su área.
- Comunicación transversal: los trabajadores pueden recibir instrucciones de varios jefes, según la función que desempeñen.
- Mayor profesionalización: fomenta la formación y la eficiencia técnica.
Ventajas
- Favorece la especialización y mejora la calidad del trabajo.
- Mayor eficiencia en tareas específicas (por ejemplo, contabilidad llevada por un experto).
- Facilita el control y la supervisión en cada área.
- Permite que la empresa crezca y se organice en diferentes departamentos.
Inconvenientes
- Puede generar confusión en los empleados al recibir órdenes de varios jefes (problema de “doble autoridad”).
- Riesgo de falta de coordinación entre departamentos (cada uno se centra en sus objetivos particulares).
- Puede generar conflictos si no hay comunicación eficaz.
- Exige una mayor burocracia y control para evitar duplicidades.