Los primeros estudios sobre valoración de costes fueron llevados a cabo en Estados Unidos, a partir de 1.927, por H.W Heinrich, sobre datos procedentes de su trabajo en una compañía de seguros. Este investigador fue el primero en utilizar la expresión “accidente blanco” para referirse a los incidentes que, sin causar lesión en las personas, originaba pérdidas o daños materiales.
A partir de datos procedentes de la industria norteamericana de los años treinta, Heinrich estableció la siguiente proporción: por cada accidente con víctima grave, se producen 29 accidentes leves y 300 incidentes que solo provocan daños materiales. Es la llamada “pirámide de Heinrich”:
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En 1962, el prevencionista norteamericano F.E. Bird, actualizó los datos de Heinrich tras un estudio de más de 90.000 accidentes acaecidos a lo largo de siete años en la empresa Lukens Steel Co. En 1969 público nuevos datos, tras un nuevo estudio sobre un mayor número de siniestros, trabajando en la Insurance Company of North America (ICNA). Las conclusiones de ambos estudios fueron las siguientes:
Empresa LUKENS | Empresa ICNA |
1 accidente grave o mortal | 1 accidente grave o mortal |
100 accidentes con lesión y baja | 10 accidentes con baja temporal o de cura |
500 accidentes sin lesión |
30 accidentes con daños materiales, con o sin lesión |
600 incidentes sin lesiones ni daños. |

En la actualidad, las teorías de Heinrich, posteriormente desarrolladas por Frank Bird son objeto de revisiones críticas tales como que la "forma" de la pirámide de incidentes y accidentes depende del tipo de actividad y del tipo de riesgo así como el énfasis en la prevención de incidentes de baja repercusión -como resbalones y caídas a mismo nivel-, en detrimento de la inversión en mejoras técnicas y organizativas. Los accidentes graves en industrias de alto riesgo generalmente son causados por factores muy diferentes de los “actos inseguros” y su gestión requiere acciones específicas que no están relacionadas con la seguridad del comportamiento.